Loarre evita la marcha de sus mayores
Más de un tercio de la población que vive en el medio rural tiene más de 65 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Estas personas son, además, las que más arraigo tienen con el territorio y, seguramente, las que nunca querrían abandonar su pueblo.
Mientras esto ocurre, la España rural se vacía. La falta de vivienda, la dificultad para acceder a un empleo y la pérdida de servicios esenciales son algunas de las causas de la problemática.
Para revertir esta situación, desde el Ayuntamiento de Loarre han puesto en marcha un proyecto con el que su alcalde, Roberto Orós, quiere darle la vuelta a los índices de despoblación y frenar una tendencia que ha llevado a su municipio a perder más del 50 % de sus habitantes en menos de cincuenta años.
La iniciativa no es nueva, aunque sí bastante pionera en la provincia de Huesca. Se trata del “cohousing”, una modalidad residencial colaborativa con servicios compartidos, pero que permite “una independencia total” a sus usuarios, explica el alcalde.
“En Loarre, desde hace treinta años o más, siempre ha sobrevolado la idea de hacer una residencia, pero hay que ser conscientes de que una obra de este tipo es algo muy grande para un ayuntamiento como este”. Aún así, el consistorio ha hecho sus deberes y ha realizado un estudio de mercado con entrevistas a empresas y gestores de residencias que han confirmado las dificultades de realizar un proyecto de estas características en un municipio tan pequeño. Entre otros motivos porque estos centros requieren personal las 24 horas del día y necesitan “un umbral mínimo de entre 60 a 80 residentes para obtener viabilidad económica”. Además, apunta el edil, “después de la pandemia parece que la gente rehúye un poco de este modelo residencial”.
En este escenario es en el que el proyecto de “cohousing” o vivienda colaborativa cobra más relevancia. Desde el Ayuntamiento han impulsado la construcción de cuatro estudios individuales, ubicados en la planta superior del edificio consistorial -donde se encuentra el consultorio médico y el bar del local social-. La obra ya ha finalizado, solo falta la equipación de los apartamentos, por lo que podrían estar en funcionamiento este verano, si los trámites administrativos lo permiten, señala Orós.
Los estudios cuentan con una habitación, un baño accesible y una funcional cocina para hacer lo más básico. Además, en el mismo edificio disponen de servicio de lavandería y un comedor colectivo, que es el bar restaurante del local social, donde podrán hacer una comida. “La idea es que el residente tenga en el régimen de alquiler incluida la comida principal y la lavandería, pero que también pueda hacerse su propia cena o desayuno en el apartamento”, detalla el alcalde.
El precio de alquiler se fijará en torno a los 500 euros (con la comida principal y la lavandería incluida), pero todavía está por definir las bases del concurso para acceder a la vivienda.
A este respecto, el alcalde advierte de que “no primará la oferta económica, sino que puntuarán las condiciones personales de cada uno”, prestando especial atención a los mayores que vivan solos en casas poco accesibles, con escaleras u otras afecciones arquitectónicas, o que no tengan calefacción u otras deficiencias.
Es una alternativa ideal para la gente tanto de Loarre como de Linás de Marcuello, Santa Engracia de Loarre, Sarsamarcuello o los núcleos diseminados, afirma el edil, quien destaca que los nuevos apartamentos tienen “un espacio donde todo es accesible, con ascensor, cómodo y con buenas calidades”.
Apartamentos para trabajadores
Dar la oportunidad de quedarse en el territorio a la gente mayor que quiera hacerlo es una prioridad para el Ayuntamiento, pero esta modalidad de vivienda abre una abanico más amplio de posibilidades. “Podemos usar este mismo régimen de alojamiento para las personas que vengan a trabajar y no dispongan de casa”, señala el alcalde.
Y es que, como ocurre en muchos municipios turísticos de la provincia, el acceso a la vivienda para los trabajadores es muy complicado, tanto por su escasez como por sus altos precios. Así, esta nueva oferta residencial contemplaría también la posibilidad de alojar a nuevos residentes que vayan a quedarse a vivir en el municipio.
Además, el proyecto incluye la opción de contratar solo el servicio de comida y de lavandería, a los vecinos que quieran seguir viviendo en sus casas y que no dispongan de tiempo o no puedan llevar a cabo estas tareas. Si el modelo de la vivienda colaborativa funciona, el objetivo del Ayuntamiento es seguir incrementando el número de estudios.
Cuatro estudios ahora y la posibilidad de llegar a más
En el mismo edificio consistorial tienen la posibilidad de hacer otros dos apartamentos, algo más amplios que los cuatro que hay en la actualidad. “Ya tenemos el proyecto hecho y esperamos que para el año que viene lo podamos meter en el Plan de Obras”, indica el alcalde. Además, en un inmueble anexo se podrían hacer más apartamentos, aunque para eso habría que esperar más tiempo porque la casa requiere de una obra más importante, advierte Orós.
Aunque todavía no están funcionando, ya “ha contactado mucha gente interesada”, aunque habrá que espesar a sacar las bases del concurso para ver cuántas personas se presentan oficialmente. “Si al final hay pocas personas interesadas, tendremos que modificar algo, pero si ocurre al revés, y hay muchas solicitudes haremos una bolsa y le daremos más prioridad a este proyecto frente a otros que teníamos”, explica el alcalde.
Más de 25 municipios aragoneses interesados
Según parece, la idea ha gustado en el municipio, pero también en el resto de la Comunidad. De hecho, “más de 25 alcaldes de diferentes pueblos de Aragón” se han desplazado a Loarre para conocer de primera mano la iniciativa.
“Este proyecto es un servicio social en primer lugar, pero también nos ayuda a mantener una cuota de población, a que no baje el censo y a mantener unos servicios básicos”, destaca Orós.
Servicios como el consultorio médico, cuya atención diaria podría peligrar si se reducen los pacientes y sus cartillas sanitarias. O como el frutero y otros comercios que llegan de forma ambulante cada semana a Loarre, además de los servicios de hostelería y restauración que, “si pierden cuota de mercado, podrían desaparecer y su labor es esencial en los pueblos”, subraya.
“El Ayuntamiento ha hecho una inversión decidida porque pensamos que es el mejor servicio social que se puede dar a cualquier núcleo, además, tiene un retorno social y económico muy importante”, asegura.
En el campo de lo social, la iniciativa beneficia a las personas mayores que se valen por sí mismas y quieren quedarse en el territorio antes de ir a una residencia, y también a los nuevos residentes que van a trabajar al municipio. En ambos casos, el censo poblacional de Loarre gana y, con ello, se garantiza el mantenimiento de los servicios esenciales para el pueblo. Pero, además, la iniciativa tiene una importante repercusión económica porque, gracias al pago de las cuotas, el Ayuntamiento recupera la inversión para poder reutilizar el dinero en otras cuestiones de necesidad local. Y así, de nuevo, el municipio de Loarre vuelve a ganar.