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Miércoles, 27 de junio de 2018

Ruta por las ermitas rupestres de Aniés, en el Prepirineo

En esta excursión podremos ver ermitas y nos preguntaremos cómo se llegaron a construir en esos 'nidos de águilas'. Encontraremos buitres y otros rapaces, y algunas interesantes especies de flora rupícola.

La ruta propuesta parte desde la localidad de Aniés. La salida está situada en dirección norte, junto a una balsa. La pista sube por pinar de repoblación hasta el pie de una pared rocosa donde está la ermita de la Virgen, que se ve desde el pueblo. Un cartel señala la fuente de los Monjes, donde comienza el ascenso a pie por la pared caliza. Contaremos con la ayuda de escaleras rústicas en algún tramo, hasta llegar, en unos 20 minutos, a la ermita por un camino corto pero abrupto.

La ermita data de los siglos XVII-XVIII, con restos del XIII, y en ella se celebra una romería cada primer domingo de mayo. Al lado, está la casa del santero, con dependencias para los romeros. Continuamos la ascensión hasta coronar la roca, gran mirador en una zona plana dominada por el erizón y el boj, y también por el jacinto silvestre y el tulipán en primavera. Desde arriba, contemplamos buitres leonados y chovas piquirrojas que anidan en la pared. Además, avistaremos la parte occidental de la Hoya de Huesca, con Aniés, el embalse de Las Navas, el castillo de Loarre, a la derecha, y, al fondo, el embalse de La Sotonera.

Rapaces en vuelo

Retornamos a la pista que seguimos en el mismo sentido en que veníamos. Primero, pasaremos un pinar, luego, una zona desarbolada, y después una zona de matorral de romero y coscoja. En la zona alta, una piedra a la derecha tiene una indicación desgastada por el tiempo, del camino a la ermita de San Cristóbal. Se puede ver a menudo volar al alimoche, al quebrantahuesos, al milano real, y al águila calzada entre otros.

Un camino señalado baja cada vez más bruscamente entre el matorral y, a tramos, siguiendo un barranco, hasta dar vista al nacimiento del río Sotón, descubrimos un paraje prácticamente virgen, en el que destacan, en la ladera de enfrente, unas figuras en la roca erosionada que parecen dos personas, llamadas Los Gemelos. Luego, el sendero se interna en un carrascal denso y húmedo, cercano ya al río Sotón, con rusco y nueza negra.

Antes de llegar al cauce, cogemos un camino que sube a través de escaleras talladas en la roca hasta la ermita de San Cristóbal (unos 50 min andando desde la fuente de los Monjes o 20 min desde la pista). No se conoce su origen, aunque sí que se reformó en el siglo XVIII. Está construida con paredes artificiales que cierran una cueva natural. En el interior, podemos ver una pintura mural de un ángel, tal vez románica. Nos podemos imaginar lo solitaria que era la vida de los eremitas que vivían aquí rezando todo el día.

Las vistas de la barranquera son magníficas: el río por el fondo y las laderas cubiertas de boj, sabina negral, enero de la miera y coscoja, con colosales paredes de conglomerados de formas caprichosas. Junto al río, un sendero lleva a Bolea, por la ermita de Santa Quiteria. Oxigenados los pulmones y recreada la vista, retornamos por el mismo camino, sin prisas, ya que la pendiente es fuerte.

Alargar la ruta

Esta ruta puede alargarse si se sube andando desde Bolea hasta san Cristóbal. Se sigue por la ermita de la Peña y el mirador, bajando por el cortafuegos hasta Aniés, continuando después por la carretera de entrada a Aniés y desviándose por el carrascal de vuelta a Bolea (unas 6 h).

Igualmente puede reducirse la caminata en una hora si llegamos al pie de la Virgen de la Peña en coche, para acercarnos después en vehículo al arranque de la senda de San Cristóbal.